Tras 10 años tomando la píldora, y con mucho miedo de que pasaría, decidí dejarla. Muchos de los síntomas de antaño volvieron con más fuerza que nunca. No entendía nada de lo que me pasaba y al pedir ayuda médica me recomendaron volver a tomar la píldora como única opción.

Pero en esa ocasión y por consejo de una compañera de trabajo que tenía conocimientos de salud hormonal, quise intentar controlar los síntomas de otra manera. Comencé a indagar y a tratar de entender mis desequilibrios y su origen. Mejoré mi alimentación, incluí suplementación específica, empecé a ser más constante con el ejercicio de fuerza a la vez que intentaba intentaba lidiar con todo el estrés, la ansiedad y la autoexigencia que sin duda me estaba afectando al equilibrio hormonal. No fue de un día para otro, pero con paciencia y mimo conseguí equilibrar mis hormonas.

Años después, y para mi sorpresa en un control ginecológico rutinario descubrí que el diagnóstico que me hicieron en su día del SOP fue erróneo. Ni tenia SOP ni lo había tenido nunca. Esto me hizo sentirme muy perdida y a la vez enfadada con aquellos profesionales médicos que no habían sabido dar ni explicarme el origen de mis desajustes.